domingo, 7 de octubre de 2012

Amantes del chocolate



Nada es comparable a la sensación del deleite del paladar al degustar la cremosidad del chocolate derritiéndose en tu boca. Léntamente el aroma del cacao se adentra en tus sentidos y te envuelve plácidamente llevándote a un maravilloso paraíso de sensaciones agradables, donde tu imaginación juega el papel más importante. Tu alrededor desaparece por un instante, sintiéndote presa del placer sublime. Tu mente juega a la vez que tu boca siente y puedes verte en situaciones que  no has vivido, puedes dejar que tu imaginación cobre vida, todo depende de ti y del momento.


La sensación es más intensa si compartes ese momento, ese sabor, si juegas con los sentidos y dejas que el chocolate sea el protagonista en una noche de pasión como la que vivió Marta junto a Carlos en una noche de Sábado. Amantes del deseo, y llevados por la magia y el encanto de la seducción, dejaron que sus mentes se adueñaran de la situación. Ella había comprado variedades de chocolate, en tableta y en crema para las fresas. Conocía bien los gustos de su pareja y lo excitante que podía ser usar el chocolate en una noche como esa. Carlos bajó la intensidad de la luz y encendió el equipo de música del cual sonaba una suave balada , dejando una agradable sensación  de intimidad en esa estancia donde ambos se encontraban presas del deseo. Las miradas expectantes fueron agudizándose, sus cuerpos se acercaron y juntos fueron al encuentro de la desnudez. Marta estiró su brazo derecho para alcanzar la mesita donde tenia preparada las fresas con chocolate. Acostados sobre la cama fueron jugando con sus cuerpos, saborenado cada momento que la noche les regalaba. Ella dominaba la situación, adueñándose de los cuerpos desnudos, excitando a su compañero y amante, ofreciéndole el mayor de los placeres al jugar con sus sentidos usando el chocolate, y como no, la imaginación. Él disfrutaba hasta llegar al punto de extremecerse. Todo fue tan intenso y agradable como jamás lo habia sido, fue distinto, y el único ingrediente que produjo tal intensidad de placer ya lo conocéis.La fogosidad de los cuerpos fue acelerando sus palpitaciones, sus respiraciones se entrecortaban, las caricias pasaron a cobrar mayor intensidad; sus miradas se cruzaban y el placer crecía cada vez más. Los cuerpos sudorosos parecían fundirse en uno solo. Carlos comunicaba a su chica cuanto la queria en un momento de unión que jamás olvidaría. Juntos llegaron al punto cumbre de la excitación. Marta sonreía y Carlos no pensaba marcharse de su lado el resto de su vida.

 Marta se felicitó a si misma por su idea, no tan original pero si efectiva.  


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