envuelven mi luna blanca,
acariciando terciopelos
enrredados en mi almohada.
Suaves, las mañanas
que a mi lado te levantas,
contemplando al alba
los luceros que aún descansan.
Alegres, despertares
de domingos
cuando cantan,
y mis besos enternecen
el sonido de tu alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario